¿Cuánto dura un minuto aquí? Escribe Rut Pellerano

Escribe: Rut Pellerano

Troisième nature, la propuesta que Florencia Demestri y Samuel Lefeuvre compartieron con el público rosarino en la 22° edición de El CRUCE, es una propuesta que busca dialogar con diferentes niveles de percepción usando lo coreográfico como herramienta para deformar la temporalidad y así, llevarnos a una temporalidad imprevisible y múltiple.

El encuentro con esta propuesta fue en el gran salón de la Alianza Francesa de Rosario, un espacio circular para la escena y lxs espectadorxs, un plano horizontal de confluencia.
Entrar y sentarse inmediatamente significó el contacto con lo extraño, la incomoda sensación de no saber qué es lo que estamos viendo: ¿qué son estas formas?. Esta insólita criatura cuya movilidad es casi imperceptible comienza a transformar poco a poco nuestro modo de percepción. Al principio deseamos ubicar xl/lxs cuerpos por debajo de esta “piel” creada para la escena: ¿será un brazo que se mueve? ¿la cabeza? ¿por dónde respiran? Poco a poco dejamos atrás el intento vano de querer encontrar la seguridad de las formas conocidas y simplemente nos deleitamos en observar a esta “cosa”. Su creación de imágenes.

Ph Maga Drivet

Algo más pasa, el tiempo cambia su dimensión e, inevitablemente, nos cambia también a nosotrxs… ¿cuánto dura un minuto aquí? Ya no se trata del correr de las horas a las que la cotidianeidad nos somete, no hay horarios, citas, tráfico, desaparece la urgencia. Las formas temporales se entremezclan, aparecen recuerdos y un divagar que nos aleja momentáneamente del “ahora”. Repentinamente, volvemos a fijar nuestra atención sobre la escena, comenzamos a respirar un ritmo colectivo.

En esta creación coreográfica el tiempo se vuelve una herramienta fundamental para dar forma a la experiencia de una “temporalidad poética”, donde el tiempo se experimenta de manera profunda y significativa y los elementos visuales, espaciales y emocionales se entrelazan para dar forma a una experiencia única en el tiempo. Es una interacción dinámica donde la danza y el tiempo se influyen mutuamente, donde no resulta claro si es el tiempo el que forma la danza o es la danza la que forma su tiempo.

Hacia el final se develan los cuerpos que hasta aquí habían permanecido ocultos, este encuentro visual resulta sorprendente e impactante, confundidos descubrimos que el acto de mirar ya no es
exclusivo de nuestros ojos. Miramos con el cuerpo, con las palabras, con las sensaciones. Miramos el mundo, la heterogeneidad de lo que llamamos “vida”, comprendemos que, también nosotros, somos lo extraño; plurales y múltiples.