Acerca de lo Contemporáneo en la Danza Contemporánea
Escribe Marcelo Isse Moyano ¿Qué relación guarda la danza contemporánea con el término más general de arte contemporáneo? La pregunta sobre lo que constituye el arte y lo que no […]
Escribe Marcelo Isse Moyano
¿Qué relación guarda la danza contemporánea con el término más general de arte contemporáneo? La pregunta sobre lo que constituye el arte y lo que no se convierte en una cuestión fundamental en el ámbito del arte contemporáneo. En él, la definición filosófica del arte ha sido objeto de debate y evolución a lo largo del tiempo. Los teóricos han asumido la responsabilidad de explicar por qué ciertas obras se consideran arte, lo que ha llevado a una ampliación de sus fronteras.
Tierra de Mandelbrot de Edgardo Mercado (2004)
Ph José Carracedo
El relato que históricamente ha legitimado el arte ha experimentado diferentes etapas a lo largo del tiempo. En un principio, predominaba la idea de que solo la mímesis, es decir, la imitación de la realidad, era considerada arte. Luego, diversas manifestaciones artísticas se sumaron al ámbito del arte, pero cada una intentaba suprimir a sus contrapartes, generando conflictos ideológicos y estilísticos en el proceso. Finalmente, se hizo evidente que ya no existían restricciones filosóficas o estilísticas para determinar qué podría considerarse arte.
Entramos en una era “poshistórica” en la que prácticamente cualquier cosa podría ser concebida como una obra de arte. Las grandes narrativas que solían respaldar el arte representativo tradicional y el arte modernista se han agotado, al menos en el sentido de que ya no desempeñan un papel activo en la producción de arte. Hoy en día, se crea en un mundo artístico que carece de una estructura basada en relatos legitimadores. Aunque la conciencia artística retiene el conocimiento de estos relatos, ya no tienen una aplicación práctica. Esto se relaciona con lo que se conoce como el “fin del arte” que ocurrió en la década del setenta, lo que significa que la historia del arte, construida a través de relatos, llegó a su conclusión. Llegamos a un punto de quiebre cuando el arte dejó de ser algo especial y comenzaron a surgir consignas como “cualquier cosa es una obra de arte” o “cualquiera puede ser un artista”. En esta época, caracterizada por la falta de una distinción clara entre el objeto artístico y el objeto cotidiano, se comienza a cuestionar la existencia de un sentido estético innato.
Para abordar esta problemática, Arthur Danto argumenta en contra de la idea rectora de la mímesis y sugiere que las obras de arte se distinguen por su capacidad de tener una referencia, la cual está condicionada por la intención del artista. En este nuevo concepto de obra de arte, desaparece la definición ontológica de la obra como una propiedad intrínseca del objeto. En cambio, lo que define una obra como arte es el contexto en el que se encuentra, y este contexto adquiere un papel identitario crucial.
En este sentido, Danto sostiene que una obra de arte se distingue de otros objetos comunes cuando, a pesar de compartir las mismas características físicas, experimenta una “transfiguración”. Esto implica una transformación semántica en la que el espectador debe ejercer su pensamiento y habilidades interpretativas. La obra de arte se convierte en un medio para exteriorizar una forma particular de ver el mundo y expresar el contexto cultural en el que fue creada. En otras palabras, la obra de arte trasciende su simple presencia física para transmitir una comprensión más profunda y una conexión con la época y la cultura en la que fue producida. Se diferencian de sus homólogos de la cotidianeidad por ser expresiones simbólicas al encarnar aquello de lo que tratan.
El arte contemporáneo se integra en la vida cotidiana y contribuye a la transformación del espacio público. Lo hace a través de la renovación, la apropiación, la hibridación y la mezcla de materiales, formas, estilos y procesos, sin restricciones jerárquicas. La búsqueda constante de la novedad, lo inesperado, lo nunca antes visto y lo incongruente desempeña un papel fundamental en esta expresión artística contemporánea. Los artistas se muestran altamente versátiles, capaces de emplear simultáneamente diferentes métodos y una amplia gama de materiales y medios; adoptan actitudes y enfoques en los que los conceptos, las palabras y los discursos juegan un papel crucial, especialmente cuando la obra no se basa necesariamente en elementos visuales, sensoriales o táctiles. Los principios fundamentales de este nuevo paradigma artístico incluyen el pluralismo, la diversidad, la subjetividad y el realismo, y han estado presentes en la escena artística contemporánea durante un tiempo considerable. Una característica clave es que no se limita a un estilo o enfoque particular, sino que abarca una amplia gama de expresiones creativas. Esto refleja un cambio significativo en la forma en que se entiende y se practica el arte en la época contemporánea, liberando a los artistas de las restricciones históricas y abriendo nuevos caminos para la expresión artística.
Pieza para pequeño efecto de Fabián Gandini (2009)
Ph José Carracedo
En este contexto, la danza contemporánea se posiciona al frente de desafiar su concepción tradicional, aquella que la asocia principalmente con un flujo ininterrumpido y una continuidad de movimientos. Los nuevos modelos involucran el uso de géneros populares y, en algunos casos, danzas tradicionales. Se establece una conexión entre la música popular, como el jazz y el blues, y diversas formas de danza afroamericana, rock, tap, técnicas de vaudeville, acrobacia, circo, entre otros. Además, una estrategia contemporánea para expresarse a través de la danza involucra la utilización de múltiples canales de comunicación, lo que incluye la incorporación de iluminación especial y tecnologías modernas como el video y las computadoras. Se la considera una forma de arte que busca explorar nuevas ideas y desafiar las expectativas del público. Los artistas de la danza contemporánea tienen la libertad de definir su propia visión artística y expresarse a través del movimiento de maneras que pueden no ser las consideradas convencionales de la disciplina.
Los coreógrafos contemporáneos se involucran en una amplia variedad de enfoques creativos que incluyen elementos de aleatoriedad, improvisación, movimientos cotidianos, espontaneidad, relajación muscular y participación activa del proceso de elaboración. En muchas ocasiones, evitan la presentación de un producto de danza completamente terminado y en su lugar se centran en el proceso creativo en sí mismo. Sus creaciones abarcan un amplio espectro que va desde el minimalismo hasta la explotación de las posibilidades multimedia. El vocabulario de la danza contemporánea se expande en consonancia con el espíritu de pluralismo democrático característico de la época. Esto incluye la incorporación de actividades comunes, bailes sociales y juegos en sus propuestas coreográficas, fomentando una mayor participación del público.
Estos nuevos modelos de producción en danza, desarrollados con afinidad a los principios del arte contemporáneo, se erigen sobre un lenguaje de movimiento que afronta hoy uno de los procesos más interesantes como escenario de revisión de los modelos de formación, de creación, de reflexión para la producción/expectación. Los nuevos enfoques en la danza contemporánea no se adhieren a un formato de obra coreográfica tradicional en el sentido convencional que podríamos entender. En su lugar, abren la puerta a un mundo que está en constante evolución y que es único para cada creador. Los coreógrafos contemporáneos son, en muchos casos, directores de una amplia gama de disciplinas artísticas y combinaciones creativas. Este enfoque no permite establecer moldes de comprensión específicos para la experiencia estética en la danza. En este contexto, “danza” se refiere al movimiento corporal en sí, independientemente de sus características tradicionales, particularidades técnicas o estilísticas.
Cierta falta de comprensión de estas nuevas formas de expresión refleja una incapacidad para realizar un análisis crítico de las prácticas coreográficas contemporáneas como legítimos experimentos artísticos. Esta situación pone de manifiesto una profunda desconexión entre las prácticas dancísticas actuales y un enfoque de análisis que todavía se encuentra arraigado en la idea de que la danza debe resaltar una constante agitación y movimiento continuo. En lugar de ser rechazadas, estas nuevas prácticas deberían ser evaluadas y apreciadas como valiosas contribuciones al mundo del arte.
En el terreno de esta disciplina artística, (.) la interrogación acerca de la ontología de la coreografía, aparece a la manera de una crítica sistemática de la participación de la coreografía en el proyecto más genérico de la representación occidental (Lepecki, A., 2008: 107-108).
La producción en danza contemporánea se encuentra en un estado de constante investigación, análisis y estudio. Sus características están en constante cambio y evolución, y esto se refleja en la forma en que se presenta al espectador. Lo que se considera coreográfico puede surgir tanto de la mente del director como del propio intérprete, que no necesariamente debe ser un bailarín altamente técnico. Además, el intérprete no está obligado a tener una amplia experiencia en el mundo escénico. Lo que se valora más es su originalidad y su presencia física, en lugar de su experiencia técnica.
En consonancia con la postura de Arthur Danto, cualquier espectáculo de danza contemporánea capaz de encarnar un significado, incluso aquellos que se alejan significativamente de las concepciones usuales y cuestionan la ontología de lo coreográfico dentro de la obra, puede considerarse un ejemplo válido de arte contemporáneo.
Bibliografía
Danto, Arthur C. (2006). Después del fin del arte. El arte contemporáneo y el linde de la historia. Buenos Aires. Paidós.
———————. (2005). El abuso de la belleza. Buenos Aires. Paidós.
———————-.(2004). La transfiguración del lugar común. Buenos Aires. Paidós.
———————– (2013). Qué es el arte. Buenos Aires. Paidós.
Dickie, George. (2005). El círculo del arte. Buenos Aires. Paidós.
Jiménez, Marc. (2010). La querella del arte contemporáneo. Buenos Aires. Amorrortu.
Lepecki, André. (2008). Agotar la danza. Performance y política del movimiento. España. Centro Coreográfico Galego, Mercat de les Flors, Universidad de Alcalá.
Oliveras, Elena. (2004). Estética. La cuestión del arte. Buenos Aires. Emecé.
Wood, Paul, Frascina, Francis, Harris, Jonathan y Harrison, Charles. (1999). La Modernidad a debate. Madrid. Akal/Arte Contemporáneo.
Marcelo Isse Moyano es Licenciado en Artes (UBA). Profesor Titular de las asignaturas Historia de los Medios y el Espectáculo y Métodos de Investigación; profesor titular del Seminario de Posgrado “La Danza en la época de la Posmodernidad y la Globalización”. Secretario de Investigación y Posgrado, todo en el DAM-UNA. Investigador categoría II. Dirige y ha dirigido Proyectos de Investigación del Programa de Incentivo Docente. Ha sido el primer Director Ejecutivo del Instituto para el Fomento de la actividad de la Danza no Oficial de la Ciudad de Buenos Aires (PRODANZA). Ha publicado tres libros referentes a la danza en Argentina y numerosos artículos en publicaciones nacionales e internacionales.
Es una revista que también tiene soporte digital. Se trata de una revista contemporánea de danza y artes del movimiento.
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