El auge de los Tablaos en Rosario

Escribe Malena Martínez

Desde Inquieta entrevistamos a Julieta Dibidino, Victoria Planas y Fabiana Pelaz: Cada una con su recorrido y desde diferentes aspectos, profesan el flamenco organizando algunos de los tablaos de la ciudad. Generan espacios que buscan acoger a quienes disfrutan aprendiendo el lenguaje y compartir su arte con todos los que se quieran acercar.

Julieta Dibidino, Victoria Planas y Fabiana Pelaz son amantes del flamenco. Algunas son bailaoras de flamenco profesionales y otras exploran otras ambiciones; algunas docentes y otras gestoras culturales, aunque también pueden ser las dos. Construyen espacios que buscan acoger a quienes disfrutan aprendiendo el lenguaje y compartir su arte con todos los que se quieran acercar.

El lenguaje del flamenco es musical. El cuerpo se convierte en instrumento, no solo rítmico, sino que a través de la plasticidad se pueden interpretar las melodías, el cante, la guitarra, la sensibilidad y el carácter de cada estilo o palo. Entender esa música es fundamental para poder comunicarse; es como un diálogo que se da entre los elementos.

Los Tablaos son locales donde se gestionan espectáculos de arte flamenco. Se llaman así porque el piso sobre el que actúan los artistas es de madera. Una danza que nació sin público, en la intimidad de las familias españolas, hoy es objeto de admiración por conservar su estética de peña y por sus juegos de improvisación en el escenario.

Las tres abordan la organización de los tablaos de formas diferentes. El pasado 10 de junio se realizaron dos eventos en simultáneo: Uno fue durante La Noche de las Peatonales, donde Fabiana Pelaz abrió las puertas de su Estudio invitando a participar de una Jam de Sevillanas; y el otro evento, fue una peña organizada por Julieta Dibidino en su Estudio de Arte Flamenco “El Rosario”.

La sevillana es una danza folclórica española que proviene de Andalucía. La música flamenca la incorpora por apropiación. Su estructura es fija como una chacarera pero de 4 coplas, donde cada uno puede explorar porque no tiene una coreografía. “Elijo esto porque es social” afirma Fabiana Pelaz, docente, coreógrafa y bailaora de la ciudad. En el subsuelo del Pasaje Pan acaba de mudar su escuela, con ansias de que algún día sea un gran espacio cultural. Dice que se dedica al flamenco “como elección”.

“Bailar flamenco como tablao o improvisación a la gente le cuesta más animarse. Mi deseo es que esto realmente se pueda hacer más adelante, y que sea un espacio de improvisación más abierto. Esto es un puntapié. Elegí hacer una Jam, aunque se parezca más a una peña de las nuestras, porque me interesa que la gente baile aunque sea un poquito.”

Después de bailar, Juliana, docente y alumna del Estudio de Fabiana Pelaz, comenta: “En cualquier parte del mundo las sevillanas invitan a que cualquiera se pueda sumar, a compartir como en la chacarera; y justamente ese espíritu de la “Jam” de acercarle a la gente la danza, (el lenguaje del flamenco) como algo más cercano, muestra que no es tan lejano. Uno a veces lo ve muy armado o coreografiado, y en realidad parte de muy adentro. Está bueno que en estos espacios cada uno tenga la posibilidad de experimentarlo, más allá de si se sube a un escenario o no.”

Julieta Dibidino es bailaora profesional y docente. Se formó en España con Torombo, Andres Marin, Carmen Ledesma y Concha Vargas, entre otras de todas las personas referenciadas que mencionó. Por el año 2006, ni bien comenzó a bailar y a dar clases, comenzó a organizar tablaos. “Desde que abrí mi Estudio en 2009 siempre di clases con música en vivo. Yo también siempre organice tablaos para seguir aprendiendo, porque es un arte que está vivo y hay que mantenerlo vivo a través de la práctica. Es una práctica permanente; como un jugador de fútbol que tiene que jugar partidos, el bailaor tiene que bailar”.

 

Y agrega: “Después empecé a organizar tablaos para los alumnos del Estudio, porque más allá del nivel de cada uno, no es tan importante entender la destreza técnica como entender lo que está haciendo. Entonces siempre intento abrir el espacio como práctica para ellos, y eso fue lo que hicimos el 10 de junio”. 

Por otro lado está Victoria Planas, es aficionada al flamenco, formada con Mora Arrondo. Junto con Lourdes Rodriguez, Daniela Nichea y Carolina Iglesias son “Tablao del Río”: un
grupo de bailaoras que autogestionan tablaos itinerantes hace más de 5 meses. Ya hicieron cinco eventos: 3 en Rosario y dos en Victoria, Entre Ríos. “Lo que tenemos, por ser un equipo, es que podemos repartir tareas para organizar los eventos. Antes la forma de organizarlos era diferente, pero el acceso a las redes nos permite llegar a un público más grande y que tengan la posibilidad de venir”.

Para las movidas culturales las redes sociales permiten difundir gratuitamente cualquier evento, algo que antes implicaba mucha inversión de dinero. Hoy no solo se puede hacer una difusión por whatsapp o subir un flyer para alcanzar al público masivo, sino que se puede pagar para que la publicación se vuelva una publicidad en el algoritmo, a un precio accesible.

“Los tablaos los organizamos en bares o restaurantes, por lo general son con reserva. Hacemos bailes individuales con música en vivo; guitarra y cante, el cajón no siempre está” relata Victoria Planas, y remarca que “en Rosario no hay tantos músicos, hay más bailarines”

En Entre Ríos, los tablaos salen bien. Hay una de las integrantes que es de allá y, a través de ella, hacen contactos para viajar los fines de semanas a bailar. En Rosario también, pero la diferencia generacional está marcada y hay más oferta de espectáculos.

Autogestionar eventos en la ciudad lleva sus complejidades, no sólo burocráticas, sino económicas y organizativas. Lo más importante para bailar es el suelo, y el flamenco necesita de un piso de madera para que los clavos de la suela de los zapatos hagan su sonido característico. Esta es su mayor limitante. El Tablao del Río consiguió unas maderas pero siguen renegando, y los Estudios de Fabiana y Julieta están preparados para la ocasión.

“Es muy difícil hacer tablaos en Rosario. Producir es muy difícil en Rosario y en Argentina. A todos los que hacemos trabajo de gestión cultural nos cuesta muchísimo, y esto es algo que se puede ir haciendo pero que en realidad nos cuesta un montón.” dice Fabiana Pelaz, y agrega que “Es una suerte encontrar un espacio como este. Yo vengo mudando el Estudio de un lugar a otro, con mucha dificultad, trabajando de manera independiente”.

Sin embargo, el trabajo da frutos y el auge de eventos que disfrutan del género permite que más personas se animen a hacer lo mismo. Julieta Dibidino se considera pionera en la organización de Tablaos. Desde el 2006 quiere que la movida llegue a Rosario y hoy observa lo que sucede: “Por supuesto que hay un recambio generacional. Muchas personas que han salido del Estudio hoy por hoy están organizando sus movidas, y a mi me llena de felicidad sentirme útil. Yo creo que un maestro tiene que ser útil, a la gente le tiene que servir; hay que ir habilitando y abriendo las puertas. Me pone muy contenta que haya un avance.”

Las danzas folclóricas están en constante debate y transformación. Siempre hay sectores más conservadores y sectores que apuestan a explorar la danza rompiendo patrones. Las instituciones muchas veces logran construir un elitismo imaginario que, como en este género, no siempre representa a todos los que se dedican a un arte.

 

REGISTRO FOTOGRÁFICO:
Tablao del Rosario (Juli D.):
Peña del 10/06
https://drive.google.com/drive/folders/1k0_3-
kiXq1p6awYQ32FfmsSWof5iDHCk?usp=drive_link
Juli D. sola