Moverse, pensar y sentir: Publicarlo.
Escribe: Pau Valdés Cozzi – @pauvalcozzi El pasado jueves 13/7 en el Instituto Superior de Danzas Isabel Taboga de la ciudad de Rosario, se llevó adelante la charla y presentación […]
Escribe: Pau Valdés Cozzi – @pauvalcozzi
El pasado jueves 13/7 en el Instituto Superior de Danzas Isabel Taboga de la ciudad de Rosario, se llevó adelante la charla y presentación de libros Maestres Artistes y Escrituras. La “deuda” de presentar en dicha casa los materiales escritos y publicados por docentes referentes de la Institución se concretó finalmente en el marco de los 40 años de democracia y de la mano de la cátedra Prácticas Investigativas que coordina la docente Amine Habichain (1).
Junto a les maestres artistas de la institución, Natalia Pérez, Marcelo Díaz y María José Sesma se invitó también a Fabiana Capriotti, cuyo hacer y decir sobre la danza son materiales referentes y usuales de consulta y guía en la formación del ISPD (2).
Los libros presentados respectivamente son (3 ):
Apuntes de Clase
Dramáticas de la Subjetividad
Estrategias del poder en el cuerpo del actor-bailarín
Danza y Peligro
Tramas y bordados. Dispersión y foco. Coherencia y cohesión. Mugre.
“(…)los hilos, la trama, el bordado, la mugre,lo que se interrumpe, las dispersiones, las tachaduras (…) esas escrituras me gustan y ese tipo de danza también me gustan (…).” – Natalia Perez-.
El conversatorio arranca moderado por Amine, quien lanza al espacio en un 3D abarcativo a les escritores danzantes, les estudiantes y público en general. presentes, un “yo no soy bailarina” y algunas cuestiones fundamentales en relación a los libros que ese día se presentan.
Entonces dice, “claro que vamos a hablar hoy de peligro, de la clase, de la subjetividad y del poder”, evidenciando así la contundencia de lo central de cada escritura -que trascendiendo las márgenes del título completo-. Suena tan relevante que en una presentación de libros de danza los asuntos* sean estos y no otros. Y que quién modera, se nombre a sí misma como no bailarina. Intuyo que con certeza se mueve y sabe mover a otres.
Para ello, les y nos propone conversar acerca de cuál es la operación que termina, de pronto, fijando en un objeto, un libro, el hacer del movimiento, la danza y lo efímero que suponen esas actividades. También invoca el duelo, lo que quedó afuera de estos objetos, como fue ese proceso de selección, elegir y descartar. Por último, la pregunta acerca de si quienes escriben esperan algo de sus lectores.
Fabiana Capriotti toma la iniciativa.
Tomando la idea del duelo, de lo que se descarta, dice que curiosamente “este libro es un libro hecho con lo que está afuera. Con los residuos”. Y esto, por varias razones. Pone de relieve que las imágenes que constituyen el libro son las fotografías de unos bordados hechos por ella, pero que son las imágenes por detrás de los bordados, de la trama del bordar ¿No hay duelo para Fabiana? ¿El descarte es lo que queda y vale? ¿O esto es un duelo en sí mismo? Más adelante veremos que algo de eso hay. Duelar la herencia de la danza escénica: al fin, trascenderla. Danza y Peligro, es el segundo libro de esta bailarina. Libro, objeto, danza.
Marcelo Díaz -Tatú como nos es conocido- comparte el recuerdo del día que llegaron a su casa los libros, todos juntos, en una caja, firmados por él. Dice haber pensado y sentido una especie de duelo ante la diferencia entre este tipo de obra y la obra escénica, que función a función vuelve a hacerse y rehacerse, que nunca es fija. Y en seguida agrega, que la firma es propia pero que el material de Dramáticas de la subjetividad, está escrito por todes los que trabajaron y trabajan juntes con él, en este último tiempo: se trata del colectivo Ficción física. Y en esa operación de reflexionar sobre el duelo por lo escénico le viene también el recuerdo de algo dicho -en otro momento- por Fabiana a propósito de su primer libro* “esto no es un libro, es una obra de danza.”
Entonces Natalia Pérez traza algunas líneas transversales al duelo, el libro y el moverse. Nos cuenta cómo el hecho de escribir, en su caso, fue una operación práctica para resolver qué hacer con muchos cuadernos de notas dispersas -sobre el movimiento, el cuerpo, la danza y la enseñanza- a raíz de una mudanza que exigía liberarse de algunas cosas, tal vez tras una separación. Un duelo que se materializó y transmutó en la acción de escribir, más precisamente de seleccionar y transcribir primero en Facebook, luego en el objeto libro. Para ella fue una práctica diaria durante mucho tiempo, “como la de tirarse al piso, como moverse” y bailar. Una práctica gozosa. Su libro Apuntes de clases, es una estrategia también para ese poder hacer otra cosa con lo que somos y con lo que nos pasó.
Y terminando la ronda de este primer momento María José Sesma afirma que siente su libro “como un cumpleaños, como un nacimiento”, reflexiona un poco y comenta que tal vez sea una especie de duelo también, en esto de que algo del orden de la experiencia o de otras experiencias pasa a ser otra cosa.
Con María José y su compartir acerca de Estrategias de poder en el cuerpo del actor-bailarín, nos metemos de lleno a los formatos escriturales, sus procesos y resultados. Cuando escribís “estás como en un precipicio” comenta, “no sabes que va a pensar el otre, tiras una piedra y no sabes que va a pasar con la onda que se expande. Escribir es también desde el miedo, se ponen en juego los miedos”. Y con esta declaración, horizontaliza a les presentes. Pues escribir un libro no te libera de lo que nos hace humanos, como tampoco el bailar o el actuar, sino que son maneras de transitar la vida, nombrar y habitar este mundo. Ni más ni menos.
“Lo mío es un ensayo, es una forma literaria técnica”. Y nos sugiere que escribe desde una idea, una imagen, la bordea y se mete por los vericuetos, hasta encontrarle su coherencia –pienso entonces, que aún en sus ambigüedades y misterios-. Este punto es parte del proceso que ella aporta a los formatos más académicos. Y entonces dice que siempre le llegan las preguntas sobre el ser bailarina, actriz y escritora, ¿que se es primero? ¿Qué se es mejor? Una bailarina que escribe, que extraño. Una actriz que baila, una bailarina que actúa. Las eternas dicotomías. Teatro-Danza. Concepción del cuerpo y la mente. De lo que escribe María José es “lo que siento en escena, la presencia. El cuerpo, poder, sus posibilidades”.
Y tal vez porque en la dicotomía aparece la sospecha (¿y esto? ¿Lo dijo algún filósofe muy reconocido? No estoy segura…), se sienten y pulsan las sospechas de las otras opciones no dichas, negadas, ocultadas, y por supuesto, no publicadas.
Lo sabemos ya, no somos solo mente, o solo cuerpo, o solo “alma”. No podemos leernos, interpretarnos, decirnos y construirnos solo en una de esas opciones. ¿Pero cómo entonces?
Fabiana dice: “queremos la voz del que se mueve”. La danza, los que nos movemos podemos dar cuenta de cómo el mundo se vive, se cuenta, se piensa, se construye, se escribe, se transmite desde otros paradigmas posibles. “La danza es una herramienta política poética” dice Fabiana y también que ella “lleva asuntos de danza a otros territorios y trae asuntos de otros territorios a la danza. Todo lo que yo escribo es desde la intuición. Las corporalidades producen conocimiento, me siento con un científico y hablo desde mi conocimiento.”
Y entonces nos adentramos en la danza expandida. A la escritura y la publicación de danza en formatos que la alojen y que a la vez la danza pueda alojar. “¡Qué manera de inventar!” dice Tatú y a mí me suena auspicioso.
La cuestión empieza a rondar acerca del pensar y el bailar como cosas que durante mucho tiempo estuvieron negadas entre sí, casi como una bandera. Y lo llamativo es que se negaba de este lado del ring, es decir desde la danza misma.
Discursos como “cuando bailas, no tenés que pensar” o “largate, no pienses tanto” en la búsqueda de una supuesta verdad interior -que contrarrestaba con el afuera y negaba las palabras que pudieran nombrarla- como si solo desde ese adentro revelado, innato del movimiento autosuficiente, pudiese aflorar la búsqueda virtuosa y expresiva, son máximas de las concepciones y metodologías heredadas de entrenamientos, propuestas compositivas y de lo escénico, que se ponen en cuestión por estos bailarines-actores-escritores.
Tatú propone y opone a esto una pregunta: “¿Qué hace alguien con su pensamiento cuando está en escena?” y cita de su propio libro cosas que dicen con el colectivo ficción física en sus entrenamientos: “No se dejen arrastrar por el movimiento expresivo”… En el libro y en el hacer, “la mugre”, “lo que se tacha” –lo que ni es puro, ni es perfecto, agrego yo en mi propio cuaderno de notas-, es la parte que se integra y se celebra nuevamente.
Y Fabiana rememora entre los murmullos de les presentes -con un entusiasmo quizás como aquella vez- que cuando empezó a auto coreografiarse, se lo dijo a sí misma (y claro, se lo dijo a la herencia), ¡yo voy a pensar, voy a pensar!”
Natalia sugiere que “el viaje de la atención y de la percepción ya es danza, ya es un estado de danza”. Algo muy sutil si le prestamos atención (valga la redundancia), puesto que moverse externamente e internamente, es decir, lo que vemos y no vemos, lo que decimos y no decimos, lo que se hace y no se hace con el cuerpo, son posibles danzas. Son también posibles pensamientos.
Y la sutileza y la potencia del pensar y el moverse se expanden aún más cuando Fabiana agrega que la Abstracción, el Concepto, la Presencia, la Ausencia, la Telepatía son dones del cuerpo. Y es preciso subrayar esto. Porque aún somos fuertes herederos (con la “o” del patriarcado) de esos formatos escénicos donde los dones de los cuerpos aceptados para bailar, pasan solamente, y ese es el punto duro, solamente, por ciertas habilidades y formas arbitrarias e impuestas de y sobre los físicos que se mueven.
En este punto ya nadie de los presentes podía contener sus ganas de decir algo, de compartir alguna inquietud , experiencia, creencia o creación. Y el contexto y las posibilidades de esta nota se exceden de compartirles, así que será una invitación a seguir tirando de esta cuerda escritural y de sus invenciones en otras oportunidades. Como dijo una de las presentes sobre uno de los libros y lo que le pasó con su lectura, “me toco el cuerpo, me daba ganas de ir a moverme mientras lo leía”. A seguir moviendo, bailar y tal vez a escribir con ello pues.
EL tembladeral
Me dispongo a cerrar esta nota. Llevó un tiempo lograrlo, también fue dificultoso encontrar el espacio.
Y de esto, en buena medida, se trata. Del tiempo y el espacio que bailarinas, bailarines, actrices, actores, maestras y maestros de danza y del movimiento, gestores de producción danzaria y teatral, lograron destinar a las escrituras (a su organización, recuperación, selección) y a su publicación -tema este que también se debatió mucho en el encuentro y que merece un capítulo aparte acerca de lo autogestivo en las tareas de edición y publicaciones-.
Con seguridad tuvieron dificultades y no son necesariamente las que se me plantean a mí -mujer, trabajadora de la danza y la docencia, madre y compañera heterosexual-, fueron otras y muchas, quizás con similitudes. Sin dudas que el tiempo y el espacio que tuvieron que atravesar y conquistar para escribir -y publicar-, es un denominador común.
Tiempos de trayectorias en sus artes, de búsqueda de legitimación personal y de los entornos, tiempos vitales de experiencias felices, dolorosas y complejas. Tiempos y espacios compartidos en sus colectivos, transitados y transitándose, donde diversos ensayos lograron materializarse en escrituras.
Y aquí es relevante compartir las últimas resonancias de les escritores movientes acerca del encuentro del jueves:
Tatú comenta que le “deja una fuerte vibración de cuando las intuiciones se confirman (…) la intuición de que seguimos en un terreno tembladeral como diría el maestro Campos(4). De que aunque parezca la escritura un terreno de seguridad (…) este encuentro con estas tres escritoras me deja la gran conclusión de que rodeamos de palabras y de escrituras aquello que se nos termina escurriendo como arena entre los dedos. Entonces, los granitos que quedan los transformamos en palabras, en libros, en inventos escriturales como me gusta decir (…)
En tanto María José cierra con “Escribir es desnudarse ante un otre, ese que no sé quién es. Es arriesgar, apasionarse ante una corazonada sobre aquello que no se hizo o se dijo. El jueves en el Taboga con- vivimos un momento de intercambio, reflexiones, búsquedas, transversalidades, confesiones , puntos de partida, creaciones…Un espacio para pensar y escribir con y desde los cuerpos .El disfrute de juntarnos , encontrarnos y sospechar cómo ese otre está en la misma cornisa.”
Nati Pérez comparte que “ese movimiento de escribir está conectado con la experiencia. Uno va y viene entre la experiencia de bailar, de componer, de improvisar, a escribir, tomar una clase, registrar, pensar, dar una clase, pensar cosas, conversar (…) me parece que todos esos movimientos son sensibles, son vitales y también como se conversaba el jueves, son un modo de producir conocimiento (…) creo que hay espacio para todos los paradigmas. Y no creo que haya que empeñar mucha energía en combatir ninguno en particular, sino en hacer crecer aquellos paradigmas o aquellas visiones del mundo con las que sintonizamos, con las que empatizamos.”
Fabiana por su parte nos dice que su percepción del encuentro es que le gustó el encuentro de un grupo “desde diferentes voces. Entonces es la danza y su modo de ser registrada desde muchas voces (…) me quedé con ganas de más de más encuentros, de más diálogos (…) hay un montón de temas sobre el cuerpo y la danza y el movimiento que las personas tienen ganas de hablar. De que el cuerpo está siendo un tema muy necesario de ser tematizado, de ser compartido, de ser reflexionado. Cuando eso pasa es porque la práctica está viva. Y eso es fundamental para el movimiento.”
Ahora sí, se cierra la nota. Tantas cosas quedan fuera de este artículo, entonces recupero estas últimas palabras para “duelarlo” mejor:
“ Y que bueno que escribir no nos saque del tembladeral, de esa escena que nunca es certera. Escribir para seguir temblando.” – Marcelo Díaz –
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(1) Amine Habichain es Licenciada en Ciencias de la Educación y docente del Instituto Isabel Taboga en diversas materias que articulan lo pedagógico con las especificidades en las distintas orientaciones en Danza.
(2) ISPD Nº 5929 https://tabogadigital.net/organizacion-institucional – @isabeltaboga
(3) Natalia Pérez. Apuntes de Clase. https://nataliaperez.ar/
Marcelo Díaz. Dramáticas de la subjetividad. – @marcelotdiaz
María José Sesma. Estrategias del poder en el cuerpo del actor-bailarín. – @Maria Jose Sesma
Fabiana Capriotti. Danza y Peligro. https://fabianacapriotti.blogspot.com/ http://espaciosfabianacapriotti.wordpress.com – @fabianacapriotti
(4) Norberto Jorge Campos (Bs. As. 1941- Rosario 2003) fue un actor, director y docente argentino. Es considerado uno de los mayores referentes que tuvo el teatro en Rosario.
Es una revista que también tiene soporte digital. Se trata de una revista contemporánea de danza y artes del movimiento.
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